El pasado mes, una de las destilerías familiares más antiguas del mundo se reunió con amigos y familiares esparcidos por todo el mundo para marcar un hito histórico. La destilería Nolet, casa de la Vodka Ketel One, cumplió 325 años.
Ubicada en el corazón de Schiedam, Holanda, la destilería Nolet fue establecida en 1691 por Joannes Nolet y desde entonces ha pasado por las manos de 11 generaciones de la misma familia; ampliando sus conocimientos para mejorar sus técnicas de destilación con cada Nolet para así producir una bebida espirituosa de la más alta calidad. Es el lugar donde Carolus Nolet, de la décima generación, fusionó por primera vez su viejo mundo de alambiques de destilación y técnicas modernas para crear la Vodka Ketel One.
Este extraordinario patrimonio, artesanía y pasión entra en cada botella de La Vodka Ketel One. Al día de hoy, un miembro de la familia Nolet personalmente aprueba cada producción final previo a su embotellado, firmando la misma con su nombre para así garantizar la calidad y nitidez de Ketel One.
“No hay muchos fabricantes de bebidas alcohólicas que puedan mirar atrás los últimos 300 años, poner sus manos sobre sus corazones y decir ‘nuestra familia ha inspirado esto.’ Para nosotros, nuestra familia lo es todo; que nos hace lo que somos hoy en día y por suerte para nosotros, al ir creciendo, también lo ha hecho nuestra familia global,” expresó Bob Nolet.
A medida que los Nolet celebran 325 años de experiencia en destilación, también han lanzado una botella de edición limitada de la Vodka Ketel One. El color cobre de la botella de edición especial rinde homenaje al papel que juega la destilación en alambiques de cobre para la creación de la Vodka Ketel One y la decoración está inspirada en el herraje encima de la entrada a la antigua destilería de ya 325 años. Once monedas decoran los laterales y la parte posterior de la botella, cada uno representando a una de las once generaciones de destileros de la familia Nolet.