Bodegas Arzuaga-Navarro está ubicada en Valladolid, en plena denominación de Origen Ribera del Duero. Como hijo de su fundador, Ignacio Arzuaga, dirige la producción de estos prestigiosos caldos, reconocidos por su excelencia, cualidad basada en tres premisas de su elaboración: el suelo, el clima y la orientación. Así pudieron apreciarlo quienes se dieron cita a la exquisita degustación de vinos Arzuaga, organizada por los hermanos Piero y Giuseppe Bonarelli, en su tienda de vinos El Catador.
En el ambiente elegante que caracteriza a este moderno espacio, los presentes fueron guiados por el peculiar escenario donde nacen los vinos que elabora esta bodega, en La Finca La Planta, propiedad que la familia Arzuaga posee en la localidad vallisoletana de Quintanilla de Onésimo. Con una situación privilegiada para el cultivo de la vid, ya que sus cepas reciben el sol y la humedad necesaria para la perfecta maduración de la uva.
Los protagonistas de una noche sinigual, los vinos Arzuaga Crianza y Arzuaga Reserva, deleitaron los paladares de los invitados con su delicado sabor y suave textura. Arzuaga Crianza, el buque insignia de esta bodega, es elaborado con las variedades de uva Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot. Su crianza de 16 meses en barricas, 50% roble francés y 50% roble americano, hace que sea un vino fino y sutil. Por su parte, Arzuaga Reserva es la esencia de la Ribera. Elaborado a base de Tinto Fino (95%). Merlot (3%) y Albillo (2%), este reserva, nace gracias a un cultivo tradicional y sostenible.
¨La Planta, donde nacen los vinos Arzuaga, es un lugar donde conviven la flora y la fauna de la zona.¨ ¨Una flora compuesta de pinos, encinas y sabinas y una fauna formada por jabalíes y ciervos¨,expresó Ignacio Arzuaga al momento de guiar la degustación, agregando que esta convivencia es, sin duda, la constatación del amor que siente la familia Arzuaga por el mundo de la naturaleza.
La finca consta de 1.400 hectáreas, todo un lujo en plena denominación y Milla de Oro de la Ribera del Duero.
La velada transcurrió entre copas, buena música y buena energía. Como siempre, El Catador se encarga de crear espacios para acercar lo mejor de la cultura enológica a sus clientes.