Puede que Ryanair no sea una de las aerolíneas más glamorosas, pero una de sus pilotos está cambiando esa imagen a golpe de Instagram.
La holandesa Michelle Gooris, de 25 años, se ha convertido en toda una celebridad de las redes sociales, a través de las cuales nos da pinceladas de su trepidante modo de vida. Un día en Italia, al siguiente en Marrakech y quién sabe dónde estará el próximo. A juzgar por sus fotos y vídeos de Youtube, su día a día es más excitante que el de un bloguero de viajes.
Al ver mi Instagram, la gente piensa que estoy de vacaciones todo el tiempo
Volar ha sido siempre un sueño para Michelle y, sin embargo, en su juventud no caía en la cuenta de que las mujeres pudiesen convertirse en pilotos:
“La aviación era un mundo de hombres y aunque ahora haya muchas más mujeres, no somos suficientes. Necesitamos ser más, demostrar que podemos volar en este ambiente tan viril”.
Por esa razón, se inscribió en la escuela de Medicina de Ámsterdam. Pero a ella no le va lo convencional, ni los horarios de nueve a cinco, y no se sentía satisfecha: “No podía verme caminando por esos pasillos, estudiando como ellos. No me interesaba para nada”.
Fue su abuelo quien le metió la aviación en la cabeza. En ese momento de la juventud en el que no tenemos muy claro qué hacer con nuestra vida, el abuelo de Michelle se licenció como piloto a sus 74 años y le preguntó a su nieta: “¿Por qué no te conviertes en piloto?”. Así comenzó un largo romance con los aviones y la idea de surcar los cielos de una punta a otra del mundo.
“Empecé a volar con 16 años, mientras mis amigos comenzaban a preguntarse qué querían hacer con sus vidas”, dice Michelle en uno de sus vídeos de Youtube en los que muestra su envidiable rutina. De tal modo que a sus 21 años se licenció en la CAE Aviation Academy de Oxford. Su primer vuelo oficial fue en un Boeing B737 y duró una hora y media: de Barcelona a Ibiza. Desde entonces, ha cruzado continentes y océanos tanto en aviones privados como comerciales.
Michelle, que no se vería fuera de lugar en la portada de una revista como ‘Vogue’, ha ido desarrollando el hábito de compartir sus vivencias a través de las redes sociales. Hoy cuenta con más de 15.000 suscriptores en Youtube y más de 21.000 en Instagram. La jugada de marketing no le podría salir mejor a la empresa para la que trabaja.
No hay que olvidar que las redes sociales son una herramienta estupenda para generar envidia, pues todo lo que allí se publica se asemeja mucho a la perfección y la idea que tenemos de felicidad. Michelle avisa en una entrevista a ‘The Mirror’: “Al ver mi Instagram, la gente piensa que estoy de vacaciones todo el tiempo”.
No todo va a ser tumbarse en playas paradisíacas. Llegar a ser piloto son años de esfuerzo y de práctica diaria bajo unos códigos estrictos de trabajo. Sus posts no solo son una fuente genial de inspiración para viajes, sino también una visión interesante de lo necesario para volar aviones. “Ya me han dicho que no soy el tipo de piloto promedio, pero me encanta mi trabajo y los lugares a los que me lleva”, asegura. “Me muero de ganas por saber cuál será mi próximo destino”.