Si has nacido español, francés, alemán o estonio y no te gusta tu nacionalidad, no te preocupes: puedes cambiarla como quien cambia de coche, de casa o de médico. Tan solo hace falta tener el suficiente dinero y cumplir algunos requisitos burocráticos, y en unos meses podrás disfrutar de tu nueva ciudadanía.
Algunos países ofrecen esta posibilidad a emprendedores que inviertan una fuerte suma y creen riqueza en su territorio, en forma de puestos de trabajo. Pero otras naciones solo quieren dinero en efectivo. Como Vanuatu.
Esta paradisiaca isla del Pacífico, situada al norte de Nueva Zelanda y al este de Australia, solo tiene un requisito para todos aquellos que quieran convertirse en súbditos: una transferencia de 200.000 dólares.
Además, el Gobierno vanatuense acaba de anunciar que también acepta pagos en Bitcoins. Si esta criptomoneda se cambia en la actualidad a 4.500 dólares, hacen falta poco más de 44 Bitcons para lograr un pasaporte de ese micropaís formado por 80 islas y que cuenta con una superficie total de 12.000 kilómetros cuadrados. Si algún inversor compró 44 bitcoins en marzo de 2012 (cuando los Bitcoins estaban a 4 dólares), ahora este paso le costaría una inversión de tan solo 176 dólares.