Diego Luna, muy conocido como intérprete por `Narcos, México’ y toda una celebridad en México, habla en su estancia en Madrid de su familia de actores, de su infancia y su vida repleta de anécdotas graciosas. El actor mexicano interpreta en la capital española una obra de amor sobre una pareja teniendo como fondo una serie de acontecimientos que marcaron a México.
“Cada vez nos despedimos mejor”, una comedia del director Alejandro Ricaño, guionista y dramaturgo, estará en el Teatro de las Naves del Matadero de Madrid a partir del 25 de junio, con Mateo y Sara, los personajes protagonistas, a lo largo de casi cuatro décadas. Es una historia de amor y desamor, que pilota sobre lo difícil de decir adiós cuando se acaba el amor: “no sabemos despedirnos”, sin embargo, “cada vez nos despedimos mejor”.
La relación amorosa de Sara y Mateo refleja “los encuentros y desencuentros tratando de hacer subsistir su amor en medio de un país que se desmorona a cada tanto”, explica en el programa de televisión “El Hormiguero”, donde Luna fue invitado. El meollo de la cuestión radica en que nadie está preparado para reconocer cuando se acaba el amor, cuando esto pasa, porque el amor no es eterno, y no se sabe decir adiós.
“Es un trabajo íntimo, historias personales, nuestras propias despedidas”, señala el actor mexicano, quien considera que es un “texto con humor ácido e irónico”, una obra que surgió tras varios encuentros entre Alejandro Ricaño y Diego Luna, quien subraya que el ser humano está mal preparado para despedirse de una historia de amor: “Cuando nos despedimos, generalmente, aflora la inmadurez, la violencia, el egoísmo, lo peor de nosotros”, concluye el mexicano.
Una historia de amor de dos personas que nacen en el mismo sitio y desde entonces se encuentran en cada tiempo con México, la historia del país, como telón de fondo. Por ejemplo, en la obra se menciona hasta a políticos corruptos…
MÉXICO, MUY PRESENTE EN LA NARRACIÓN DE SUS VIDAS
Cuando se habla de México, de su política, de su corrupción… en el patio de butacas puede estar y han estado personajes que se critican en la obra. Pues bien, lo único que puedes hacer es decir su nombre bajito y deprisa. Y ¿si lo oye?, Luna recurre nuevamente al humor: “Por eso la vamos a hacer en Madrid”.
Cuando se le pregunta por los problemas derivados de las drogas, los narcos…, se torna más serio, y generaliza, al final, “ese horror de violencia que ha generado la droga también atañe al consumidor. Porque si no hubiera gente que la demandara no habría. Ya se sabe: si la gente quiere algo, siempre hay quien sea capaz de vérselo”.
“Luego llega la violencia a México, a toda América Latina…. un país que es duro para todo… ser mujer es peligroso, ser periodista también… Y al final se convive con ello, se normaliza, una pena porque nos estamos acostumbrado a todo, a fuerza de verlo”, dice el artista.
Y es que el actor se siente cómodo ante el riesgo que conlleva el teatro, quizás sea por el “vértigo brutal” que se siente, quizá el medio donde más expuesto se encuentra. “La radio, la televisión y en el cine protegen”. El teatro “es un encuentro horizontal entre el espectador y el actor, una comunión que tiene que ver con lo real, nos vemos en directo”.
Entre sus manías cuenta, con esa gracia y naturalidad que le caracteriza, que no puede evitar asomarme antes de cada función a ver si hay público en el patio de butacas: “una cosa que me obsesiona desde muy joven: Es horrible pensar que al salir pueda estar el teatro vacío. Necesito verlo antes”.
Y sigue provocando carcajadas porque esta anécdota la hizo dos días después del triunfo del Real Madrid en la Liga de Campeones que paró el centro de la capital. “Media hora antes -de cada función- estoy muy ansioso, mirando el tráfico, si va bien el metro, si llueve, si hay atascos…. bueno, aquí pregunto si el Real Madrid ha jugado o ganado algo otra vez…. (por si se ha vuelto a revolucionar la ciudad)”.
TEATRO SIGNIFICA HOGAR Y FAMILIA
Para este mexicano nacido en Toluca, en 1979, hijo del escenógrafo Alejandro Luna y la diseñadora de vestuario, Fiona Alexander, fallecida en 1982, el teatro significa “hogar” y ” familia”.
Comenzó a hacer teatro muy niño, con seis años salió al teatro desnudo; “mis padres se dedicaban al mundo teatral e hice papeles desde pequeño”.
“Mi padre ha hecho mucho teatro en España. En los años 80 y principios de los 90 había un intercambio de cultura teatral muy abierto”, y añade: “Hacer teatro me da esa estabilidad tan necesaria en la vida, además de sensación de pertenencia y de arraigo”.
Le gusta hacer teatro cada cierto tiempo en México, “porque mi trabajo -señala- me lleva por otros lados y el teatro siempre me regresa a casa, cerquita de los míos”.
Y después de haber llevado la obra en México llega a España, “Ahora, después de la pandemia, el encuentro teatral se ha vuelto tan necesario”, reflexiona Luna, quien asegura que el teatro “se ha convertido en un bálsamo, un refugio hermoso que nos recuerda la posibilidad de encontrarnos”, explica el actor que cree que “la honestidad, importante para todo, es esencial en la escena”
“El teatro sigue vivo, ha sobrevivido a todo, existirá mientras haya alguien que quiera contar una historia y haya alguien que quiera escucharlas”, sentencia el actor.