Álvaro Fernández y Patricia Martínez
Muchos manuales se han escrito para encontrar el amor perfecto, pero el “librito” rara vez o nunca funciona. Y si hay dos personas que han vivido a plenitud este sentimiento sin fórmulas mágicas, son los esposos Álvaro Fernández y Patricia Martínez, del restaurante Patagonia Grill, quienes comparten su fascinante historia.
Los argentinos radicados en el país desde 1998 se conocieron cuando apenas tenían 11 y 14 años. Una tarde de 1974, el niño se encontraba jugando, hasta que, de pronto, su atención se desvió.
“Cuando vi a esa niña (Patricia) fue un impacto tan grande, que fue un amor a primera vista. Y dije: esa chica a va a ser novia mía”, narra el ex director de Telecentro.
¿Cómo preservar un amor por casi 40 años?
Don Álvaro considera que se trata de un sentimiento que se va transfiriendo con el tiempo dentro de la familia. También cuenta que uno de sus secretos es no perder el poder de asombro ante su esposa.
“Me gusta mi mujer, me encanta, y se lo digo siempre. La miro de reojo y estamos haciendo cualquier cosa y ella me dice: “¿qué es lo que me mirás?”, y yo le digo: sos linda, sos una linda mina”, asegura el empresario.
Para Patricia, el secreto es “llevar a la par la madurez de la persona con la madurez de los sentimientos”. Mientras hoy los matrimonios son más escasos, opina que el casamiento se trata de asumir un compromiso de amor, y no una atadura. Si no funciona, aconseja terminar la relación con respeto.
Para que el matrimonio no sea una “lotería”, Don Álvaro sentencia: “Cada cacerola tiene su tapa, si no es la tapa exacta de la cacerola, hay problemas”. Motiva a cada quien a tratar de reconocer su alma gemela.
“Supe ver la señal y nunca tuve duda”, afirma. Con largos años más por recorrer, el admirable testimonio de este hombre y su esposa trata de convencernos de que el mundo necesita más amores a primera vista.
El paso a la adultez
Para la pareja, lo más difícil fue la transición de la adolescencia a la adultez. Con 16 años, Patricia reconocía que no podía “frustrarle” la vida a su novio, quien a sus 19 años tenía más inquietudes que ella.
“Yo me puse de novio con otra chica, le decía que estaba con ella, pero que, realmente, con la que me iba a casar era con Patricia”, dice Don Álvaro con orgullo.
“¡Eso fue histórico, la chica sufría espantosamente!”, relata Doña Patricia mientras ríe. Tras la “pausa” de tres años, ella y Álvaro iniciaron un noviazgo formal. Luego se casaron y dieron como frutos a sus hijas Aldana, Daniela y María Paz, de 26, 24 y 17 años, y, hace ocho meses, a su primera nieta, Elisa.