Hace exactamente 25 años (y un día) el 3 de diciembre de 1992, un ingeniero envió el mensaje de “Feliz Navidad” desde una computadora a un aparato móvil usando las redes de telefonía en Reino Unido. Fue el primer mensaje de texto de la historia. Aunque la idea de los mismos se rumoraba desde 1984.
Para entonces, en una conferencia sobre telecomunicaciones Matti Makkonen, ingeniero y exfuncionario finlandés, pensó que sería bueno disponer de un servicio de mensajes de celular a celular, lo que hoy se conoce como SMS (Short Message Service o Servicio de Mensajería Corto).
Esto se logró concretar ocho más tarde, cuando Neil Papworth, quien trabajaba en una compañía de tecnología en Reino Unido, le envió aquel mensaje navideño a Richard Jarvis a través de la red de telefonía celular de la empresa Vodafone.
Pese a su declive por los teléfonos inteligentes y el uso del internet, es una idea que se utiliza unas 516.000 millones de veces alrededor del mundo cada mes, y es la base del funcionamiento de una de las aplicaciones más populares del planeta: WhatsApp; además de ser el origen otras innovaciones como los chats, los teclados con letras en los celulares y hasta los emojis.
A medida que se extendía el uso de la telefonía móvil, quedaban en evidencia las posibilidades que abría esta nueva forma de conectarse.
Aunque Papworth fue el propulsor, los SMS fueron un avance tecnológico que contó con varios padres y varios procesos, necesarios para revolucionar la cultura digital.
El ingeniero finlandés Makkonen, quien murió en 2015, señalaba al ingeniero francés Friedhelm Hillebrand y el alemán Bernard Ghillebaert como los verdaderos “padres del mensaje de texto”. De acuerdo a Makkonen, ellos fueron quienes crearon los estándares que permitieron el envío de textos a través de una línea celular. Sin embargo, varios medios le atribuyeron al finlandés la autoría de la revolución.
“No puedo tomarme el crédito. Yo sólo tuve la visión de que había una necesidad y di una idea sobre el concepto”, dijo. Lo que lograron Hillebrand y Ghillebaert fue determinar los protocolos necesarios para que fuera viable el envío de mensajes de texto.
Su trabajo se hizo bajo la plataforma GSM (Global System for Mobile Communications o Sistema Global para Comunicaciones Móviles), que es la base tecnológica de los servicios de telefonía móvil alrededor del mundo.
El protocolo estaba: básicamente el mensaje no podía superar los 160 caracteres para que funcionara. Y por eso el nombre SMS. Había que hacerlo andar. En 1992, llegó a los oídos de Neil Papworth, un ingeniero británico empleado por Sema Group (ahora Mavenir Systems) y que en ese momento hacía trabajos para Vodafone, el principal proveedor de telefonía celular en Reino Unido.
Era el 3 de diciembre de 1992 cuando Richard Jarvis, entonces director de Vodafone, recibió un mensaje en su teléfono portátil Orbitel 901 con un Merry Christmas. El resto, historia.