La Real Academia de la Lengua Española define “besar” como “Tocar u oprimir con un movimiento de labios, a impulso del amor o del deseo o en señal de amistad o reverencia”. Y es que el acto de besar nos parece algo muy común, su razón de ser es hasta este día confuso. Desde un punto de vista estrictamente reproductivo, los besos no son en ninguna manera necesarios y muchas culturas han florecido sin un solo beso. El comportamiento es sólo una parte del instinto, que tiene una enorme influencia cultural.
Históricamente hablando, la evidencia literaria más antigua que tenemos de besar se remonta a alrededor de 1500 aC a partir de textos en sánscrito védico de la India, los fundamentos de la religión hindú. No se hace mención de la palabra “beso”, pero sí encontramos referencias interesantes a “lamiendo” y “beber la humedad de los labios.” Por el siglo III dC, el Kamasutra de Vatsyayana (más conocido como el Kama Sutra), incluyó todo un capítulo que describe profusamente maneras de besar a un amante.
Según explica Daniel Danesi en su libro “La Historia del Beso” Cleopatra realzaba su color de labios con carmín (un color rojo vivo) y henna (un color rojizo brillante marrón), “lo que sugiere que podría haber utilizado sus labios para seducir tanto a César y Marco Antonio.” Siendo Cleopatra una de las primeras figuras históricas en comprender el potencial del beso.
Los romanos ayudaron a difundir el hábito de la mayor parte de Europa y norte de África. Los romanos eran apasionados por los besos y hablaron sobre varios tipos de besos.
El avance de la globalización integra besar más en todo el mundo, y donde no se practica ya, llega una versión europea de que pronto llegaría a todas partes gracias a aventureros, comerciantes, y la tecnología moderna. En 1872, Charles Darwin da la teoría de que, dada la diversidad y la popularidad de los besos y las conductas afines de todo el mundo, los seres humanos deben poseer un innato deseo de conectar de esta manera. Como expresó, los besos tienen sus raíces en nuestro pasado evolutivo, pero significativamente influenciado por normas sociales y costumbres únicas.
“Besar” fue el tema único de una de las primeras películas que se han creado, un cortometraje de 47 segundos de la autoría del famoso inventor Thomas Edison titulado (muy apropiadamente) “El beso” del año 1896, que contó con un beso apasionado entre dos actores veteranos de Broadway. El filme causó un gran revuelo, los ciudadanos llamaban a la acción de la policía donde sea que el filme era mostrado, instando a las autoridades a someter incluso a quienes asistían a verla por su participación “en la obscenidad”.
Entre las películas que de acuerdo a los criticos los besos más románticos, están: Lo que el viento se llevo, De aquí a la eternidad, Casablanca, y Para tener y no tener.
A lo largo de la historia del arte, pintores, escultores, poetas y fotógrafos han utilizado su vívida imaginación para traer el beso a la vida como un símbolo de amor fresco y renovado.
La más renombrada de todas es quizá la obra maestra erótica de Gustav Klimt, El Beso, que muestra una pareja, que juntos crean la forma de un pene, en un abrazo cerrado. Se rumorea que en la pintura se encuentra Klimt y su amante pelirroja, Emilie Flöge. La pintura del “período de oro” es una de las imágenes más queridas y emblemáticas del artista.
Existen muchas obras interesante en este aspecto como es la pintura de 1890 de Jean-Léon Gérôme de Pigmalión y Galatea, así como también la obra de 1890 de Toulouse-Lautrec, En la Cama.
El Beso del Marinero:
El Beso Que Terminó La Segunda Guerra Mundial
Quizás una de las im·genes más icónicas del siglo pasado: El Beso del Marinero o Día VJ en Times Square. Es una fotografía de Alfred Eisenstaedt que retrata un marinero americano besando a una mujer en un vestido blanco el día de la victoria sobre Japón (VJ Day) en Times Square Nueva York, el 14 de agosto de 1945.
Esta es la increíble historia detrás de una de las fotos más románticas y perdurables del siglo XX y uno de sus misterios más apremiantes: desde el 14 de agosto 1945, la identidad del marino y la enfermera en la fotografía de Alfred Eisenstaedt en Times Square el “Día VJ” nunca se ha determinado con total certidumbre.