Roma: Aquí el café es todo un arte.
En Roma el café es todo un arte. Aunque no es el lugar donde nació (ocurrió en Etiopía), es considerada la capital del café. Para los que saben de este ‘oro negro’, Tazza d´oro y Sant’ Eustacchio son los mejores de la ciudad (e incluso del mundo). En la foto, otra visita que añadir a la lista: el Café della Pace, en Piazza Navona.
Florencia: la experiencia cafetera más auténtica
Italia es el país de las pizzas, pastas y café, muy buen café. Pedir un capucchino en Florencia no es lo mismo que pedirlo en Madrid, aunque el camarero te asegure que es cien por cien italiano. Tan importante es la calidad del café como el lugar donde lo tomas. Por eso, hacerlo en Florencia es algo único, bien por sus cafés históricos (aseguran que el Caffé Gilli es el más antiguo de Italia) o sus coquetos miradores como el de la Plaza de Michelangiolo con vistas sobre el río Arno y el Ponte Vecchio. Definitivamente no es lo mismo.
Venecia: un café entre canales y palacetes
Entre palacetes y canales, Venecia es otro lugar precioso (y de calidad) donde saborear una taza de café. La ciudad tiene varias cafeterías emblemáticas como el histórico Caffe Florian, en la Plaza de San Marcos. Aquí ocuparon mesa celebridades como Lord Byron, Goethe, Dickens o Cassanova, entre otros. Su suntuosa decoración y su gran encanto hacen que pagar siete euros (como poco) por el café merezca la pena.
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