Santo Domingo RD.- Ya son 25 años de la muerte de la princesa Diana quien siempre estuvo en el ojo de la prensa por diferentes aspectos en su vida, desde que entró a la familia real, fue protagonista de muchos titulares.
La palabra “shock” es la más común cuando se recuerda la trágica y repentina muerte de la princesa Diana durante un accidente automovilístico en París hace 25 años.
La mujer que el mundo vio crecer, de una tímida adolescente maestra de jardín de infantes, hasta convertirse en una glamurosa celebridad que reconfortaba a pacientes con sida y hacía campaña para retirar minas terrestres, no podía estar muerta a los 36 años y, sin embargo, había ocurrido aquel 31 de agosto de 1.997.
“Creo que necesitamos recordar que ella era probablemente la mujer más famosa en el mundo de habla inglesa, una excepción quizás de la misma reina Isabel II”, comentó el historiador Ed Owens de acuerdo a nota de AP.
La “princesa del pueblo”, un apelativo que recalcó el ex primer ministro Tony Blair, conquistó a los británicos con su carácter cercano y revolucionó a los Windsor con su rechazo a regirse por costumbres cultivadas durante siglos.
A partir de ese momento, los reporteros y fotógrafos siguieron a Diana a donde quiera que fuera. A Diana le molestó la intrusión, pero rápidamente aprendió que los medios eran una herramienta que podía usar para llamar la atención sobre causas y cambiar la percepción pública.
Nadie imaginó que Diana sería una rebelde de la realeza cuando se encontró con el príncipe Carlos.
Integrante de la aristocrática familia Spencer, Diana obtuvo fama por sus moños bombados, faldas largas y su corto cabello rubio cuando comenzó su relación con el futuro rey. Tras concluir la secundaria a los 16 años, estuvo en una escuela de élite en los Alpes suizos y trabajó como niñera y maestra de preescolar mientras vivía en Londres.
Pero Diana floreció, convirtiéndose en un ícono internacional de estilo en el momento que caminó por el pasillo de la Catedral de San Pablo envuelta de encajes y con un vestido con cola de 7,6 metros (25 pies) el 29 de julio de 1981.
Ella fue tan humana que, siete meses antes de morir, se puso un visor protector y un chaleco antibalas y caminó por un sendero limpio en medio de un campo de minas terrestres en Angola para promover el trabajo de The HALO Trust, un grupo dedicado a retirar minas en zonas antiguas de guerra.
Cuando se dio cuenta de que algunos fotógrafos no habían logrado capturar la imagen, volvió a hacer el recorrido. Las fotografías llamaron la atención internacional hacia la campaña para eliminar esos explosivos del mundo y que se mantienen ocultos bajo tierra años después de que terminó una guerra. En la actualidad, 164 países han firmado un tratado que prohíbe las minas terrestres.
Su matrimonio se desintegró. Diana pensó que la culpa fue la relación continua de Carlos con su amante de años, Camilla Parker Bowles. La princesa también tuvo problemas de bulimia y reconoció que pasó por intentos de suicidio, de acuerdo con el libro “Diana: Her True Story — In Her Own Words” (Diana: su verdadera historia, en sus propias palabras) publicado en 1992 y con base en grabaciones que Diana envió al autor, Andrew Morton.
“Cuando comencé mi vida pública hace 12 años, comprendí que los medios podrían estar interesados en lo que hice”, afirmó Diana en 1993. “Pero no estaba consciente de lo apabullante que se volvería esa atención. Ni la magnitud en la que afectaría mis deberes públicos y mi vida personal, de una manera que es difícil de soportar”.
El 30 de agosto de 1997, un grupo de paparazzi se agrupó fuera del hotel Ritz en París, con la esperanza de tener imágenes de Diana y su novio, Dodi Fayed. Luego persiguieron su auto y en el túnel Pont de l’Alma su chofer perdió el control y chocó, Diana falleció el 31 de agosto de 1997.
El mundo sorprendido lamentó su muerte. Ramos de flores, muchos con notas personales, cubrieron el suelo fuera de la casa de Diana en el Palacio de Kensington. Personas llorando se formaron en las calles fuera de la Abadía de Westminster durante su funeral.
La reacción pública contrastó con la de la familia real, quienes fueron criticados por no aparecer rápidamente en público y por negarse a bajar la bandera a media asta en el Palacio de Buckingham.
El luto llevó a una reflexión entre los miembros de la Casa de Windsor. Buscaron entender por qué la muerte de Diana había desatado una reacción tan enorme, destacó Sally Bedell Smith, historiadora y autora de “Diana in Search of Herself” (Diana en busca de sí misma).
“Creo que su legado fue algo que la reina en su sabiduría (buscó) adaptar en los primeros años tras su muerte”, dijo Smith sobre grupos de enfoque y estudios que la monarquía usó para comprender el atractivo de Diana.