La mexicana Andrea Meza de México se coronó anoche como la ganadora del Miss Universo, sin embargo en escena otra reina brilló ganándose el aplauso del mundo en cada una de las pruebas.

Kimberly Jiménez, la espigada modelo de 24 años representante de República Dominicana se coronó en presencia, elegancia, estilo y sin duda alguna, con la mejor pasarela del concurso.

La dominicana fue la octava candidata en ser llamada en el grupo de semi finalistas, lo que le dio la oportunidad para pasar a la ronda de traje de baño. En este desfile no solo pudo mostrar su impactante figura, sino también su gracia al caminar, producto de una elegancia natural y meses de intenso entrenamiento, que terminaron por convertirla en una experta.



Su desempeño en esta prueba la llevó a ganar una importante ventaja, y con el anuncio de las candidatas que finalmente ocuparían el Top 10 se esperaba su nombre con toda seguridad. Fue la cuarta en ser llamada, provocando la emoción del publico eufórico que ya la tenía como una de las grandes favoritas.

Lo que destaca es que Kimberly no logró conseguir estas posiciones simplemente por su belleza, ya que en  cada peldaño de la competencia se mostraba sumamente enfocada y con una gran seguridad que la llevaba a dominar el escenario.



Su  momento cumbre de la noche llegó con el traje de noche, sin duda alguna una de las candidatas más impactantes en esta selección. Luego de desfilar en la preliminar con un vestido blanco marcado por la fluidez, su elección para la noche final resultó completamente diferente y a todas luces, su carta ganadora. El vestido de tonalidad dorada logró una perfecta armonía con su tez color canela y ojos color miel, pero además  el vestido se complementaba con las luces y visuales presentadas en el escenario, lo que en conjunto creó una visión de impacto, que le hizo colocarse rápidamente en una de las codiciadas cinco posiciones finales de la noche.


Su presencia en esta selección final significaba entonces que debía enfrentarse a la prueba más difícil de la noche. Esta vez las candidatas debían responder a la pregunta de un miembro del jurado, y luego seleccionar un sobre para referirse de manera libre a un tópico elegido.

Tanto para la pregunta del jurado como para su discurso final, Kimberly eligió comunicarse en español. La primera de sus respuestas fue contundente, ante la pregunta de Christine Duffy, presidente de la la línea de cruceros Carnival Cruise, sobre la importancia de enseñarle lecciones de liderazgo a las niñas: «Vengo de una familia completamente llena de mujeres de las cuales me he impulsado para ayudarlas hoy día, trabajando con mi organización sin fines de lucro Orfanato Niños de Cristo, entiendo que no tengo que tener un título para ayudar a todas esas niñas necesitadas para enseñarles como ser líder».  Con claridad y sencillez Kimberly expresó su respuesta, para dar continuidad a la segunda parte de la prueba, en la que tuvo que referirse al tópico de la pobreza global.

La reina dominicana expresó su parecer poniendo en relevancia las pruebas que el país ha tenido que enfrentar al respecto de cara a la pandemia, y como su presencia  en esa posición tan importante del concurso ayudaría a impulsar nuevamente nuestro turismo, ayudando nuestra economía y contrarrestando los efectos en el índice de pobreza en nuestra media isla.

Otras muy buenas respuestas fueron expuestas por las representantes de Brasil y Perú, sin embargo esto no fue suficiente para lograr la corona. Miss India Adline Castelino, fue llamada como tercera finalista y Janick Maceta, representante de Perú, alcanzó la segunda posición, dejando entonces a  Julia Gama de Brazil como primera finalista. 




Kimberly alcanzó la posición de cuarta finalista, entrando así a un importante cuadro de honor en el que hasta la fecha solo cinco dominicanas han logrado pertenecer. Amelia Vega, única mujer que ha logrado la corona de Miss Universo para el país en el 2003, luego Renata Soñé en el año 2005, Marianne Cruz González en 2008 y luego Ada Aimé de la Cruz en el 2009,  quien alcanzó la posición de primera finalista.

Lo interesante de esta competencia es el impacto generado por las finalistas, cuatro de las cuales fueron latinoamericanas. Cabe destacar que desde el 2014 las candidatas de Latinoamérica no conseguían la corona, este desempeño más que el triunfo de una país ha sido el triunfo de un continente, y que buena noticia que Republica Dominicana, gracias a Kimberly Jiménez forme parte de esta nueva historia. 


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