Santo Domingo RD.-  La sacarina se trató de un hallazgo accidental generando un sabor dulce, encendiendo la alerta del químico Constantin Fahlberg, que investigaba en su laboratorio de la Universidad John Hopkins con derivados del alquitrán de hulla a finales del siglo XIX.

El experto relató según diario El País que, ninguna otra circunstancia podría haber estado involucrada, sino que, a pesar de su lavado de manos, llevó el sabor desde el laboratorio a casa.

Había encontrado un edulcorante sintético que pronto se popularizó en la calle como una alternativa al azúcar tradicional, sin embargo, hay que destacar que, la controversia siempre ha acompañado a este endulzante en sus más de 100 años de historia: se divulgó como método para perder peso, se llegó a asociar con el cáncer de vejiga en ratas, pero, en humanos se comprobó que se metaboliza de otra manera, por tal razón, en la actualidad está en tela de juicio sus potenciales efectos sobre el organismo.

Un nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Cell, sugiere que no son “inertes” para el organismo: la sacarina y otros edulcorantes no nutritivos, como la sucralosa, pueden alterar el microbioma afectando la tolerancia a la glucosa.

Los investigadores pusieron el foco en cuatro edulcorantes no nutritivos tratándose de sustancias endulzantes sin contenido calórico, todos ellos conocidos e introducidos en la dieta humana: la sacarina, la sucralosa, el aspartamo y la estevia.

El objetivo era comprobar si estos productos, que se han popularizado como alternativa al azúcar para combatir la obesidad y diabetes, son o no inertes, si tienen algún efecto sobre el organismo.

Esto se estudió en 120 adultos sanos a los que separaron en cuatro grupos de intervención y dos de control: a los cuatro les administraron sobres de sacarina, sucralosa, aspartamo y estevia; a un grupo de control, sobres con dosis mínimas de glucosa, la misma cantidad que suelen llevar agregada los sobres de los cuatro edulcorantes; y, al otro control, no se le dio nada.

Los investigadores se encargaron de dar estas sustancias durante dos semanas y estudiaron potenciales cambios en el microbioma de cada participante y en los niveles de glucemia.

La comunidad científica está dividida, con estudios que concluyen que estos edulcorantes no tienen efectos en el organismo e investigaciones que constatan todo lo contrario. Los hallazgos de la investigación publicada en Cell gira la balanza en favor de la rama científica que encuentra efectos sobre el organismo.

“Nuestros resultados sugieren que los microbios intestinales y las moléculas que producen se alteraron en los cuatro grupos consumidores de edulcorantes no nutritivos, cada uno a su manera. Estos cambios no ocurrieron en los grupos de control. Esto significa que los edulcorantes analizados no son inertes para el microbioma humano”, así lo indica Eran Elinav, autor del estudio e investigador del Instituto de Ciencia Weizmann.

El impacto fue distinto según el tipo de edulcorante, explica el científico: “Con respecto a los efectos glucémicos, estos se alteraron en los grupos completos de humanos que consumían sacarina y sucralosa, pero no en los grupos completos que consumían estevia y aspartamo. Esto sugiere que las respuestas glucémicas inducidas por la sacarina y la sucralosa pueden ser más pronunciadas cuando se evalúan a nivel de grupo”.

PRUEBA EN ANIMALES

Los investigadores también trasladaron muestras fecales de los participantes a ratones estériles, libres de gérmenes y que no consumieron estos edulcorantes, para afinar si había un vínculo causal.

“Cuando evaluamos la contribución del microbioma a las alteraciones glucémicas mediante un trasplante fecal de microbios intestinales de consumidores de edulcorantes de mejor respuesta esto es, los que tuvieron cambios más consistentes en su microbioma, los ratones desarrollaron alteraciones glucémicas que reflejan en gran medida las de los consumidores humanos de los cuatro edulcorantes. Y cuando hicimos el mismo experimento usando muestras de los tres respondedores inferiores que fueron los que reportaron menos cambios en su microbioma, los ratones que recibieron las muestras de los respondedores inferiores a la sacarina aún desarrollaron alteraciones glucémicas”, no así los ratones que recibieron muestras de los respondedores inferiores de sucralosa, aspartamo y estevia, que “no desarrollaron ninguna alteración glucémica”.

Esto significa, de acuerdo a lo detallado por Elinav, que las respuestas del microbioma a la exposición de los edulcorantes analizados son “altamente personalizadas”. “Pueden conducir a alteraciones glucémicas en algunos, pero no todos los consumidores, dependiendo de sus microbios y los edulcorantes que consumen”.

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